Producción Agrícola

Reforestadora de Palmas de El Petén S.A. se dedica a la producción y procesamiento de la palma de aceite desde 1999 en el departamento de Sayaxché, Petén. Los altos estándares de calidad que cumple el Aceite Crudo de Palma de REPSA tienen su origen en el campo debido a las buenas prácticas agrícolas que permiten un cultivo ambiental, social y económicamente responsable.

Una de las iniciativas de REPSA para mitigar el impacto ambiental del cultivo de palma, es la implementación de un Sistema Manejo Integrado de Plagas (MIP) enfocado a la prevención de incremento de poblaciones dañinas al cultivo y teniendo como resultado la reducción del uso de pesticidas.

El MIP de REPSA, referente en el sector palmicultor del país, es un sistema de protección del cultivo orientado a mantener las plagas en niveles que no causen daño económico mediante el uso preferencial de factores naturales, o sus derivaciones, que resultan adversos al desarrollo de las plagas. Entre estos factores están las variedades resistentes, agentes de control biológico, prácticas culturales agronómicas, medidas físicas y mecánicas, y el uso de estímulos que determinan el comportamiento de los insectos tales como repelentes y/o atrayentes, junto a otras prácticas.

Así mismo, REPSA cuenta con un Plan de Nutrición Vegetal que busca el uso de los fertilizantes minerales de una manera responsable con el medio ambiente, sin dejar de ser económicamente viables.

Este plan establece, por medio de análisis de laboratorio de suelos y plantas, los cálculos de requerimientos y los procedimientos necesarios para que el fertilizante aplicado responda a las necesidades productivas de la palma.

El plan de fertilización de REPSA, incluye el uso de subproductos generados del proceso en la planta de beneficio, utilizando raquis y cenizas, aplicándolo en las plantaciones incorporando materia orgánica y emulsificantes al suelo.

Estas prácticas están alineadas con la visión de ser ambientalmente sostenible y con los cuidados a la salud ocupacional de los operadores de campo. Estas prácticas, junto con todas las medidas de mitigación implementadas por REPSA en su producción agrícola, se encuentran recopiladas en los Instrumentos Ambientales presentados y autorizados por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de Guatemala.

Producción Industrial

En la primera etapa del proceso de extracción de aceite de palma, los Racimos de Fruta ingresan al esterilizador para ser sometidos a un proceso de cocimiento. Esto consiste en la aplicación de vapor de agua a baja presión con lo que se logran tres propósitos, detener el proceso de maduración, ablandar los tejidos oleaginosos de la pulpa de la fruta de palma y esterilizar los RFF. Luego de la esterilización los racimos ingresan al desfrutador para separar los frutos del raquis o tuzas. Este primer subproducto es reutilizado en la producción agrícola para mejorar la textura de los suelos de la plantación.

Posteriormente los frutos ingresan a las prensas y digestores en donde son sometidos a un proceso de macerado para desprender así la pulpa de las nueces y disponer el aceite contenido en la pulpa. La masa obtenida se somete a una temperatura de 95°C quedando lista para el prensado en donde se separa la pulpa, las nueces y una fase líquida que contiene el aceite, agua y lodos.

Esta fase líquida que se obtiene en la separación de las prensas pasa al clarificador donde inicia el proceso de separación de sedimentos, agua y aceite rojo; el flujo continúa hacía las centrífugas donde finalmente se separa el aceite del agua que ha acompañado todo el proceso. De esta forma se obtiene el Aceite Crudo de Palma.

REPSA aprovecha todos los subproductos derivados del proceso industrial de extracción de aceite. Los raquis o tuzas se utilizan en campo, de las nueces del fruto se obtiene el aceite y la harina de palmiste, la fibra de la pulpa se emplea como biocombustible que alimenta las calderas y el efluente, luego del proceso de tratamiento, se reutiliza en el sistema de fertirriego instalado en un área de la plantación.

El efluente, el líquido residual del proceso industrial, está compuesto por agua, lodo y fibra. Por medio de un sistema de tratamiento de agua residuales especial, este efluente es tratado con el fin de que adquiera las características necesarias para reutilizarse en el fertirriego. Este proceso no requiere de ningún químico sino que se logra por medio de un sistema de lagunas de oxidación.

Los sistemas de tratamiento de aguas residuales de REPSA consta de tres fases; una fase primaria para la reducción de carga orgánica por medio de digestión bacteriana, una fase secundaria de oxidación y una tercera fase de separación de los sólidos sedimentables, el agua pulida es dirigida a al reservorio de fertirriego para el reúso agrícola. El tiempo promedio de retención hidráulica es de 49 días. Todo el sistema cuenta con una laguna de emergencia diseñada para retener el 33% más de efluente por cualquier eventualidad o proceso de mantenimiento.

El efluente tratado cumple con el Acuerdo Gubernativo 236-2006 del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales el cual regula los parámetros fisicoquímicos y microbiológicos para el reúso de aguas residuales.